Juchitán

Historias de la Batalla

Rogelio Gallegos Jiménez

Rompen el silencio matinal los primeros disparos en el paraje Guigu’ Cahui’, cerca de Tlacotepec. Al frente de sus hombres, el capitán Felipe López Lena intercepta a sus viejos adversarios. Debe su grado al hecho de haber cargado contra ellos desde la Ladrillera de Azcárate, bajo las órdenes de Díaz, el 5 de mayo de 1862. Hoy lo acompaña el leal coronel tehuano Benigno Cartas y sus fuerzas del barrio de San Blas. Hay que ganar tiempo. Faltan aliados por llegar a Juchitán.

El general imperialista Luciano Prieto y la “Cola del diablo” han entrado por el camino Cerro de los Amates-Ixtaltepec-Espinal, rodeando las lagunas Biaahuido’ e Igú.Sobre la margen oriental del río Los Perros, en Ixtaltepec, el combate es sangriento. El capitán Anastasio Castillo, quien comanda una compañía del Batallón Zaragoza, reforzada con la sección montada de Niltepec, encabezada por el teniente coronel Antonio Sesma, y voluntarios de Ixtaltepec al mando del mayor Primo Rasgado y su hermano Norberto Rasgado, quien también es mayor, defienden cada palmo del terreno.

Conforme al plan, ceden lentamente y en El Espinal libran otro feroz encuentro, apoyados por voluntarios espinaleños. El fragor de la conflagración entre fuerzas imperiales y republicanas alcanza la primera línea de defensa en el lindero norte de Juchitán. Tras agobiantes horas de lucha encarnizada, los enemigos avanzan con Canalizo por el frente, Remigio Toledo por el río Los Perros, al oeste de la villa. Trasponen “Pasu mani”, avenida Hidalgo, calle 5 de septiembre, llegan al centro.

Crisóforo Canseco, el coronel chiapaneco, y el Batallón Zaragoza repelen a la Cola del diablo por el este. Al pesado fuego de la artillería y la precisión de fusiles modernos de cañón rayado responden con otros desfasados, de origen inglés, resisten heroicamente por el pantéon del Calvario. A las 3 de la tarde Canseco ordena la retirada hacia el Pozo Peralta, a 4 kilómetros al este, previsto para refugio y aprovisionamiento. Arden las casas de palma de dos aguas, lo poco que queda de la evacuación es saqueado. La plaza es ocupada, Juchitán cae, aparentemente… Todo lo que le queda a las y los juchitecos es su espíritu y una estrategia

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