El Reportaje

Generación de Electricidad, un desafío técnico, financiero y ambiental

Eduardo Olivares Pérez, Ph.D. Consultor. eolivaresperez@hotmail.com

La electricidad es un energético indispensable para las sociedades y humanidad. Asegurar su disponibilidad presente y futura en términos de suficiencia, calidad, precio y sustentabilidad es un desafío estratégico para los países y gobiernos. Sin electricidad el mundo colapsaría. Imaginemos que en tiempos de pandemia del corona virus Covid-19 se produjeran continuos y prolongados apagones: sería un caos casi apocalíptico.

Para el caso de México, la electricidad que se consume es generada en un 54.2 % por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y un 45.8 % por el sector privado.

La CFE pasó de ser una empresa monopólica que atendía el 100% del sector, a un actor más del mercado eléctrico en México. La demanda de electricidad aumenta conforme crece un país. De la disponibilidad de energía eléctrica depende el desarrollo económico y social, y la calidad de vida de la sociedad. Esa electricidad a ser generada, transmitida y distribuida ahora y en el futuro, debe procurarse sea al menor costo posible, de calidad, y con el menor impacto ambiental.

En lo que respecta a la CFE, aunque tiene un parque de generación diversificado, muchas de sus plantas por los años de servicio y la tecnología con que fueron construidas, son ineficientes, y en algunos casos, obsoletas. Modernizar o repotenciar las plantas antiguas requiere presupuestos multimillonarios. Construir nuevas centrales para absorber el incremento en la demanda de electricidad al paso del tiempo, además de la infraestructura asociada; subestaciones, líneas y redes, de igual manera. Suena sensato que el gobierno considere hacer frente a estos retos con la participación de la iniciativa privada. Si la CFE en el pasado era la única encargada de generar, transmitir, distribuir y comercializar el 100% de la energía eléctrica en México, ahora que genera solo la mitad y con competidores, está obligada a ser más productiva y eficiente si quiere ser competitiva en términos de costo por unidad de energía (KWH, MWH, GWH) y de satisfacción de los clientes. Esto lo puede lograr con tecnología, innovación, y liderazgo estratégico. 

Queda claro que se requiere energía suficiente, con calidad, precio y con respeto al medio ambiente. Derivado de esto, se llega a la disyuntiva de decidir qué tipo de centrales conviene tener. Toda modalidad de generación conlleva efectos colaterales en mayor o menor grado.


Para seleccionar el tipo de planta a construirse, se necesitan complejos estudios técnico-económicos: Disponibilidad del energético primario, ubicación idónea tomando en cuenta también los centros de carga, la geografía, el impacto ambiental, los costos, entre otros. 

En nuestro país, se genera principalmente a base de plantas de ciclo combinado, térmicas convencionales, hidroeléctricas, carboeléctricas, nuclear, eoloeléctricas, turbogas, cogeneración, geotermoeléctricas, combustión interna, fotovoltaica, bioenergía, en ese orden. Alrededor del 80% de la generación de electricidad es con combustibles fósiles. Generar con gas es relativamente económico -mientras no se disparen los precios internacionales-, eficiente y no tan contaminante, particularmente en el ciclo combinado, siendo vital la suficiente disponibilidad de gas de calidad. La producción de electricidad con carbón representa el 30% de las emisiones de CO2 en el mundo. Las energías limpias, aunque son apreciadas por evitar la quema de combustibles, aún tienen la debilidad de ser en su mayoría intermitentes. Almacenar las energías renovables es complicado y costoso. Existen esquemas mecánicos;  rebombeo hidráulico, compresión de aire. Químicos; baterías, pilas de hidrogeno. Electromagnéticos; supercondensadores. En el tema de acumular de manera masiva la energía renovable producida para ser utilizada en horas de demanda punta o pico hay mucho camino aún por andar. Apremia mayor innovación para hacer viable y económico el uso de estos recursos. Por el momento, conviene aprovechar tanto como sea posible las energías limpias. Mientras no surjan innovaciones tecnológicas que revolucionen la generación de electricidad, quizá la energía nuclear con tecnología madura y segura, sea una de las opciones viables para hacer frente al crecimiento de la demanda de electricidad en el mediano plazo, sin dejar de considerarse otras fuentes factibles.

De nueva cuenta, la disponibilidad de electricidad presente y futura demanda de liderazgos visionarios, éticos y competentes. Ojalá en el caso de México, gobierno, iniciativa privada y demás actores, encuentren los esquemas adecuados para invertir y garantizar la energía que el desarrollo y la sociedad requieren en un equilibrio de suficiencia, calidad, precio y sustentabilidad.



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