México es una meca indiscutible de compositores. Piensen en un género y surgirá por lo menos un músico que le haya hecho alguna aportación notable.
Del modernismo sinfónico de Silvestre Revueltas, la patriótica sonoridad de José Pablo Moncayo y el sabor de los danzones de Arturo Márquez a los poéticos boleros de Agustín Lara y Consuelito Velázquez o las rancheras de José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel, listas para acariciarnos el alma en cualquier momento, los mexicanos tenemos incontables momentos musicales que celebrar gracias a estos y tantos otros personajes.
Por eso existe el Día del Compositor, que se ha celebrado desde 1965, pero —gracias a la Sociedad de Autores y Compositores de México— la efeméride se hizo oficial en 1983. Se eligió el 15 de enero para conmemorar la creación del Sindicato Mexicano de Autores, Compositores y Editores de Música (SMACEM). Además de esos grandes nombres, en los últimos años han surgido nuevas voces que llegaron a refrescar el panorama musical, a quienes hay que tener en el radar. Augusto Bracho Venezolano por nacimiento pero mexicano por convicción, Gustavo Guerrero —su nombre real— es una de las mentes más deslumbrantes que se ha escuchado recientemente.
Multifacético, es se puede transformar en productor, arreglista, guitarrista, jaranero, cantante de boleros, joropos y cumbias. Fue una de las mentes responsables de los discos que catapultaron a Natalia Lafourcade a la cima: Hasta la raíz, Musas I y Musas II. Hoy, como solista, mantiene el perfil de Augusto Bracho y conforma, con el argentino Martín Bruhn, la agrupación El Conjunto.
Silvana Estrada Si hay un nombre que ha resonado con potencia en la escena independiente es el de Silvana Estrada. Más que canciones, la suya es poesía hecha música. Con destreza, ha sabido combinar el jazz —que heredó de sus años colaborando con Charlie Hunter— y el folclore de la música veracruzana, su tierra natal.
